por Antonio Martínez | artículo de opinión

Querido paisano: Te escribo desde la que fuera tu morada durante varios siglos, para informarte de que los trabajadores del Plan de Empleo ahí siguen, con sus cosas y sus herramientas tratando de adecentar el lugar. Un paraje que, a juzgar por algunas de las fotos que se pueden contemplar en la Plaza de la Constitución, dentro de la exposición que conmemora el 650 aniversario de la firma del Privilegio de Villazgo otorgado a la ciudad de Albacete, ya era considerado por las gentes de la época como un rincón ideal para el asueto, la merienda y hasta para el paseo en barca. Qué cosas, ¿verdad?, para que ahora nuestro apreciado alcalde no lo tenga incluido dentro del decálogo de las prioridades de la acción municipal, ni probablemente se encuentre entre las cincuenta medidas que tenga pensado emprender mientras expira el actual contrato de alquiler del despacho rectangular de la planta noble municipal. Igual es que soy demasiado mal pensado. Quién sabe.

Y eso a pesar de que en el discurso que echaba el cierre al acto celebrado el pasado lunes en el Teatro Circo para conmemorar dicho aniversario, nuestro munícipe por excelencia no ahorró referencias al pasado y al legado recibido, si lo que quiere es disfrutar del presente y mirar al futuro con firmeza y decisión. Consejos vendo que para mí no tengo, que diría aquel.

No seré yo quien se queje de que en el día que se celebra el cumpleaños de la ciudad se rinda homenaje al Colegio de Médicos, a la Base Aérea de los Llanos, a la Universidad Regional o a FEDA, ni por supuesto pondré el grito en el cielo por haber otorgado la Medalla de Oro de la ciudad a los nueve hombres y mujeres que han ocupado la alcaldía de la ciudad durante los últimos cuarenta y cuatro años. Personalmente creo que todos y todas han contraído méritos suficientes con la ciudad para este tipo de reconocimientos, ya fueran a título individual o colectivo.

            Ahora bien, de lo que ya no estoy tan seguro es de que haya sido una idea brillante unir en un solo acto tal cantidad de reconocimientos y tanta medalla de oro, por muy redonda que sea la cifra que se conmemora y por muy histórico que haya resultado el acto, según refirió nuestro primer edil. Que como siga por ese camino, de aquí en adelante todo lo que anuncie, emprenda o piense va a resultar ser un hito histórico de primer orden. Llámame exagerado, pero tiempo al tiempo…

 Y lo digo por los propios reconocidos y premiados. Ya que si lo que se pretende es poner en valor el trabajo de esas cuatro instituciones, nada mejor que premiarlas por separado y en exclusiva, con el fin de otorgarle al acto y al reconocimiento en sí la importancia que se merecen cada una de ellas. Porque además, dada su larga y contrastada presencia en la ciudad, ninguna de las entidades citadas tiene visos de hacer mutis por el foro en los próximos años.

 Y qué decir de los alcaldes y alcaldesas. Sinceramente, creo que Salvador Jiménez, Pepe Jérez, Carmina Belmonte, Juan Garrido, Carmen Oliver, Carmen Bayod, Javier Cuenca, Vicente Casañ y Emilio Sáez, tienen peso específico suficiente de forma individual para recibir la medalla de oro de la ciudad en un acto único para cada uno de ellos y ellas, donde se pueda glosar a gusto su figura y/o resumir su trayectoria al frente de nuestro Ayuntamiento en la etapa o etapas que a cada uno y cada una les correspondiera en suerte. Y como no hay nada mejor que acompañar esta reflexión con un ejemplo, baste recordar el excelente resultado que cosechó la entrega a título póstumo de la misma distinción el año pasado, al alcalde Manuel Pérez Castell.  Dicho queda.

Quiero finalizar con una breve referencia a la intervención de nuestro aguerrido primer edil, porque tengo la impresión de que dejó pasar una estupenda ocasión para poner en un brete al gobierno regional, aprovechando que tenía a su vicepresidente a tiro de piedra (léase en sentido figurado), haciendo suya la reflexión con la que Salvador Jiménez cerró su prédica, para reclamar un mayor compromiso de las Administraciones Regional y Nacional en la promoción de viviendas públicas en régimen de alquiler con el grado de protección que la legislación le otorgue y que mejor se adapte a las necesidades de los demandantes de vivienda. Cuentan que así se las ponían a Fernando VII, pero ni por esas.

Salvador, curtido en mil batallas y con reconocida solvencia en el tema de la vivienda, ofreció en público la influencia, el saber y la experiencia que pudieran atesorar los nueve alcaldes y alcaldesas allí presentes, para echar una mano a la corporación actual en este asunto de candente actualidad y que ocupa el number one de las preocupaciones ciudadanas. Conociendo el percal, habrás supuesto que el aludido no se hizo eco del ofrecimiento, ni siquiera para meter el dedo en el ojo del adversario político, y siguió con lo suyo, con un discurso repleto de lugares comunes y frases hechas, en el que, salvo por las referencias a la cuchillería y a la Feria, bien pudiera haber sido firmado tranquilamente por el ChatGPT.

Como copropietario de alguna de esas medallas, atendiendo a las amables palabras de Salvador, no quiero despedirme sin agradecer a todos ellos y ellas, sin distinción, si bien un poco escorado a la izquierda, su dedicación a la ciudad, su trabajo, sus horas sin dormir, sus anhelos, sus sueños y hasta sus errores, porque de todo se aprende, aunque nadie escarmiente en cabeza ajena.

PD. A este paso, la ampliación de suelo industrial en la ciudad va a resultar ser un expediente X de los gordos, pero sin Mulder ni Scully. Una lástima


DESDE EL ACEQUIÓN | ARTÍCULO DE OPINIÓN | ANTONIO MARTÍNEZ MARTÍNEZ, exconcejal y exsecretario general del PSOE de Albacete

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